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miércoles, 22 de febrero de 2017

Virgo: Prólogo

Hola, debido a que este blog aún no puede usarse (se usará después de publicar el libro de Los Imperiales... aunque para ese camino aún queda mucho) pondré los inicios de los libros que se publicarán próximamente (cuando tenga dinero y tiempo). Así que, para que la espera no se os haga larga, publicaré los prólogos de los libros. Tened en cuenta que muchos de estos prólogos pueden cambiar un poco en las ediciones porque algunos libros aún no están terminados y mucho menos corregidos del todo. Gracias por vuestra atención y os dejo con la introducción a Virgo.


Se llamaba Helena. Estaba en su cuarto mirando el techo, las lágrimas le recorrían por la cara, sus tíos iban a llevarla lejos de ese pueblo y dejarla en un orfanato lejos de sus amigos. Tenía puesto un vestido rosa y en la cabeza tenía un lazo del mismo color, aquel día también estaba lloviendo, ese pueblo era conocido precisamente por las tormentas tan fuertes que lo azotaban. No solía hacer mucho viento. Muchos pueblerinos decían que se debía a la montaña tan alta que había allí, que había una leyenda de que allí vivían dioses que estaban muy cabreados con ciertos pueblerinos. Ella no se creía nada de eso, lo achacaba a que estaban cerca del mar y este junto a la tierra del lugar provocaba grandes cambios climatológicos. Su tío abrió la puerta de su cuarto dejando pasar la luz del pasillo.
-Vamos Helena, debemos irnos.
-¿No me queréis?
-¡Claro que si! Eso es una estupidez.
-¿Y porque me vais a dejar en un orfanato?
Dejó la maleta en el pasillo, se sentó en la cama con ella, la acaricio su pelo moreno y corto, la miró a los ojos y la limpio las lágrimas.
-Lo primero, no es un orfanato, es un internado.
-¿Qué más da? Es casi lo mismo.
El sonrió.
-Veras Helena, no espero que ahora lo entiendas pero…
-¡Déjate de discursos peliculeros! Quiero que me digas la verdad.
-No puedo, si lo hago te pondré en peligro.
-¿En peligro? ¿Por qué?
-Te he contado más de lo que debería, vámonos ya antes de que la tormenta empeore aún más.
Helena quiso replicarle pero su tío le cogio por la muñeca derecha llevándosela a la fuerza, le hacía mucho daño y protestó pero él no parecía escucharla. Miró a su tía, parecía muy preocupada, la subieron al coche sin mucha delicadeza. Su tío se puso al volante, arrancó y se pusieron en marcha. Durante todo el viaje Helena estuvo mirando por la ventana del coche, estaba dejando todo atrás, esto la repercutiría para toda la vida. Tan solo tenía diez años y en cuatro años la habían ocurrido tantas cosas, sus padres murieron sin saber como, tuvo que dejar aquella ciudad que apenas conocía e irse a vivir con sus tíos y ahora esto, ellos la abandonaban sin ninguna explicación.
Tras cuatro horas de viaje, donde tuvieron que parar a mitad de camino para echar gasolina, llegaron al internado.
Helena bajó con muy pocas ganas. En la puerta había una mujer sonriendo, sus ojos decían que era simpática pero estricta, Helena tenía un don para ver la personalidad de las personas con tan solo mirarles a los ojos. Su tío sacó la maleta de su sobrina del maletero del coche y agarró de nuevo por la mano a Helena, esta vez más suavemente, se acercaron a la chica de la puerta del orfanato y tanto su tía como su tío la dieron la mano.
-Bienvenidos al internado Himer, soy la directora Lizie, Noelia Lizie.
-Hola directora Lizie-dijo su tío-. Esta es mi sobrina Helena.
-¿Sobrina? Lo siento pero si me dejáis aquí quiere decir que tú y yo ya no somos familia.
-Lo siento directora, la chica es normalmente buena.
-No pasa nada, entiendo que este frustrada porque algún familiar suyo tenga que dejarla aquí.
-¿Puedo hablar con ella privadamente? Mi mujer se encargará de todos los trámites.
-Claro, pasen.
Pasaron dentro y Helena analizó el lugar, tan solo el vestíbulo era enorme ¿Cómo serían los cuartos o el despacho de la directora? Enfrente de ella había una puerta de roble macizo y a ambos lados de esta, dos estatuas de oro de un hombre, debajo había una placa que decía:

Nicolás Himer, hombre que erigió esta ciudad con el sudor de su frente

A su izquierda había otra puerta que dirigía hacia los cuartos y las clases, eso es lo que ponía en el cartel, a su derecha estaba el despacho de la directora.
-La habitación de ella es la 12, siga el pasillo de frente y después vaya hacia la derecha, ahí están los cuartos.
Su tío le dio las gracias y se llevó a Helena hacia lo que ahora sería su nuevo cuarto. Se fijó en aquel pasillo, parecía eterno; al fondo se veía una ventana por la que debía entrar la luz (no lo sabía debido a que estaba anocheciendo y estaba más oscuro que claro), al ver el pasillo de las habitaciones, el otro le pareció pequeño. Aquello si que daba la sensación de que no iba a terminar nunca, ni siquiera se veía la ventana del fondo. Cuando llegaron a su habitación, su tío cerró la puerta y se agachó a la altura de la cabeza de su sobrina.
-Júrame que te portaras bien.
-¿Portarme bien? ¿Qué más te da si no vas a estar aquí para verlo?
-Helena, no pretendo que lo entiendas pero por favor, cuando seas mayor, comprenderás que esto es más duro para nosotros que para ti.
-Si fuese más duro para vosotros no me dejaríais aquí.
-¡No entiendes nada!
Helena se asustó, nunca había visto a su tío así, se fue contra la puerta y la pegó dos patadas. Después se llevó las manos a la cara y respiró hondo; se giró y volvió a mirarla fijamente a los ojos. Vio que estaba asustada, se llevó la mano derecha al bolsillo de su pantalón y de este sacó un sobre blanco en el que ponía el nombre de otra persona.
-Haciendo esto me arriesgo mucho-se lo dio y ella se quedó mirándolo, quería abrirlo para saber que había dentro pero su tío se lo impidió-. No puedes jurarme portarte bien, no puedes jurarme que esto no creara algún trauma para ti, no puedes jurarme ser fuerte siempre, pero por lo menos júrame de verdad que no abrirás este sobre hasta que no hayas cumplido la mayoría de edad o te hayas independizado. Por favor, prométemelo.
Ella le miró a los ojos, parecía que aquel sobre contenía algo muy grave. Vio miedo en sus ojos y le entró a ella.
-Te lo prometo.
-Juro que algún día volveré a por ti-se dio la vuelta y se quedó con la mano en el pomo de la puerta, parecía no decidirse-. Te doy un consejo Helena, no seas como tu padre o como yo, lucha. Contra más débil seas por fuera más fuerte debes ser por dentro.
Abrió la puerta y la cerró tras de sí.
No entendió la última frase pero sabía que hacer aquello le dolía mucho, no sabía en que líos estaban metidos sus tíos pero eso ahora daba igual, sabía que algún día vendrían a buscarla. Tuvo muchas ganas de abrir el sobre pero decidió no hacerlo, había hecho una promesa y ella nunca rompía una. Salio de su habitación tras dejar el sobre encima de su nueva cama y vio como sus tíos se largaban de allí, no había vuelta atrás, se habían ido… y para siempre.

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Óscar Navarro Zafra

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No cuenta su pasado, tampoco su futuro, tan solo cuenta su presente. Salva a las personas sin pedir nada a cambio pero una niña que aparece en sus sueños le cambia la vida. Embarcate en la guerra entre magos y humanos con Caven, un mago salido de Kínua, Kevin un inventor millonario y Marie, la doncella de la casa. Tambien vive la magia oscura de Alex, las vilguerías de Espadachín y la malvada Arcoiris Negro que tiene un pasado muy oscuro.