La noche asolaba los
enormes rascacielos de la ciudad de Timpio y las luces del entorno daban una
visión espectacular del lugar, a aquellas luces había que sumarle los coches
voladores que pasaban por delante de los ventanales de aquellos edificios dando
una espectacular vista para todas las personas que trabajaban a destajo. Y era
normal trabajar a esas horas pues eran las 16:00 de la tarde solo, allí la
noche duraba 8 meses y el día otros 8 meses. Quizá se debía a que tenían dos
soles y dos lunas. El planeta Simper estaba habitado por toda clase de
criaturas, nadie era menospreciado por pertenecer a otra constelación o
planeta, eran bien recibidos sin más, no había restricciones de ningún tipo.
Precisamente un hombre de piel azulada y que pertenecía a otra constelación
trabajaba para dar de comer a su familia y era bien remunerado, era feliz ¿qué
más podía pedir? No le exigían demasiado, su jefe era amable con todos, nada
que ver con los de su planeta de origen. Aunque no se le exigía demasiado,
aquel día fue especialmente agotador, así que decidió levantarse un rato y
estirarse mientras observaba las preciosas vistas de la hermosa ciudad. Lo que
no sabía es que lo que estaba a punto de acontecer era algo peligroso y que
podía amenazar a constelaciones enteras. En el rascacielos de enfrente, un
hombre fuerte, de pelo pelirrojo y con un chaleco especializado, se amarraba
como podía a un saliente del edificio. En su mano libre llevaba un arma
bastante grande y que debía pesar lo suyo. Asustado, este hombre decidió llamar
a la policía del lugar, los que se encargaban de salvaguardar todo el planeta.
Se hacían llamar E.X.T.R.E.M.O, nadie sabía lo que significaban esas siglas, lo
único que conocían era una organización que cuidaban y salvaguardaban a los
ciudadanos de todo el planeta. Pensaba que ese agente necesitaba ayuda porque
alguien de la ciudad le atacaba, un asesino o asesina experta, no hubiera sido
la primera vez que veía sicarios mandados por altos mandatarios a asesinar a
alguien en concreto pero cuando cogió el teléfono respiró aliviado al ver que
otro agente de E.X.T.R.E.M.O iba en su ayuda. Esbozó una sonrisa esperando que
le ayudase a elevarse pero lejos de eso ocurrió algo que nunca hubiese
imaginado. Este le apuntó con la pistola mientras le decía algo, no alcanzó a
leerle los labios por lo que no podía entender palabra alguna. Iba a disparar
pero el hombre pelirrojo se lanzó al vació mientras disparaba, el otro se
refugió con una rapidez impropia de una persona normal, apreció que el
pelirrojo cayó sobre un coche a toda marcha perdiéndose en los neones de la
ciudad. El otro se quedó mirando un buen rato, se llevó la mano a la cabeza frotándosela
impotente, gritó y acercó sus labios a la parte izquierda de su chaleco donde
tenía el símbolo de la agencia, al parecer avisaba a la central. No podía
creerse lo que había presenciado, dos agentes del mismo cuerpo intentando
matarse ¿Quizás uno de ellos era infiltrado? ¿Quizás uno iba disfrazado? No
comprendía nada y era mejor que fuese así, no se metería en asuntos que no le
incumbiesen. Se dio la vuelta para seguir trabajando pero se chocó con alguien
y cayó al suelo, delante de él tenía al agente que hacía unos segundos se
encontraba en el rascacielos de enfrente. Su rostro estaba lleno de heridas y
magulladuras, su chaleco estaba hecho jirones y sus pantalones un tanto
desgarrados. Su pelo corto dejaba ver su tono de piel morena bajo este.
-¿Nadie te ha dicho
que no debes meterte en asuntos que no son tuyos?
No se explicaba cómo
se las había apañado para cruzar de un edificio a otro en cuestión de segundos.
-Yo… esto…
desconocía que estabais en algún tipo de misión.
El hombre se quedó
de pie ante él mirándole de arriba abajo, en su rostro se dibujó una sonrisa de
oreja a oreja dejando ver sus dientes impolutos. Todo su frente y sus pómulos
se arrugaron como si se le hubiesen añadido unos 50 años de golpe. Le apuntó
con su arma, esta disparó plasma sintetizado y su líquido azulado se esparció
por el cristal de la ventana y le manchó a él. Cogió un pañuelo de su bolsillo
y se limpió el rostro, acto seguido dio una orden a una de sus agentes.
-Encárgate de
limpiar esto antes de que termine el descanso de esta planta.
Se posicionó como
una soldado e hizo un gesto con la mano, levantó el meñique cumpliendo con las ordenes.
-¡Si señor!
Se giró y se largó de allí, debía encontrar a Lewis y debía hacerlo ya.
Se giró y se largó de allí, debía encontrar a Lewis y debía hacerlo ya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario